Ir al contenido principal

Sobre Mi Sombra - I

I.


Rodeado por lo que aparentaban ser cuatro paredes de concreto no podia conseguir consolar la necesidad de repasarlo todo, de analizar cada momento, cada minuto, y cada día de mi vida, en especial esos momentos que se derramaban de mi memoria como chorros de agua en el desemboque de un rio. Esos momentos que cada ves se oscurecían mas con el tiempo y que posiblemente habían sido la clave de todo, de todo lo malo, de todo lo bueno, de todo lo que sucedió y de todo lo que no recuerdo que sucediera.  Mirando como mi vida se extinguía en las llamas de ese infierno intente ver las cosas desde diferentes ángulos y así explorar también la posibilidad que tal vez todo haya sido una mentira, como un sueño terrible del que no conseguía desencadenarme y así finalmente despertar.  Eso si recordaba. Los sueños que tanto me aterraban, en los que yo permanecía inmóvil, sin fuerza alguna aun sobre mi cama, congelado en el abismo entre el sueño y estar despierto.  Así de la nada aquel visitante sombreado se acercaba lentamente y yo solo le veía su forma dibujada en silueta. Lentamente deslizaba sus pasos a través de mi cuarto hasta finalmente llegar a mi lado.  Mi respiración se convertía en un maratón de respiros e intentos de gritos de ayuda. El visitante sombreado se deslizaba sobre la cama y sobre mi cuerpo y sentía su peso sobre el mío, sobre todo mi ser.  Sentía también su respiración en mi rostro, pero nunca conseguía ver el suyo.  Solo la sombra de aquel visitante nocturno.  Finalmente después de varios segundos de dolor y esfuerzo estallaba un grito mudo en mi pecho hasta tomar forma y voz.  Con toda la fuerza que me quedaba saltaba de la cama y lanzaba golpes hasta darme cuenta que finalmente había despertado, empapado en sudor y completamente derrotado.  Una vez mas aquel visitante sombreado había dejado su huella y sabia que nos volveríamos a ver muy pronto.  Esto pasaba con demasiada frecuencia. 
Estas experiencias y mas, que en unos momentos comenzare a relatarles, dejaron una ilusión imprenta en mi mente por el fantasma del tiempo y de la locura.  Los pensamientos corrían frente a mí y veía como mis ideas de esperanza se iban alejando cada vez más.  En ese lugar la oscuridad abundaba y la luz se extinguía mas y mas a cada paso del tiempo. A mi alrededor, no había vida, no había oxigeno, no había voces. No, esas voces se habían callado ya.  -Seria aquí en este punto etéreo donde nada sobrevive, solo yo? ¿Porque yo? ¿Porque todo a mi alrededor muere y yo sigo vivo?  Ahora solo quedan aquellas visiones e imágenes que poco a poco se siguen desvaneciendo y dejando migajas de lo que un día fue, de lo que un día fui. Y cuando todo esto acabe, cuando todo esto se esfume, que quedara? Quedare yo, yo en mi soledad? Sera acaso que me encuentro en una clase de infierno- me preguntaba sin dejar de pensar incesantemente. 

-Antes de llegar a este lugar mi vida había llegado a un punto en el cual, todo se confundía y se perdía en la duda.  El terror y el miedo eran parte de mi vida cotidiana.  Muchos días enteros se sentían como un sueño profundo que se entrelazaba con otros sueños, y así pasaban los días y se confundían con otros días. Como si viviera una vida ajena, en la cual yo solo era un pasajero en algún vehículo del sueño de un ser extraño. Frecuentemente al despertar no recordaba nada de ese tiempo.  Como el viajero en el tiempo que un día despierta días mas tarde sin saber como llego allí - Hice una pausa para tomar un trago de agua mientras me tome el tiempo para ver a mi alrededor.  No entendía porque el doctor Fernando Esquivel estaba interesado en mi historia y en lo que tenia que contar, pero por lo menos, por un instante me sentí liberado fuera de esa celda decrépita que guardaba mis silencios y mis secretos.  El cuarto estaba completamente aislado sin ninguna ventanilla, con la excepción de un espejo enorme a mi mano izquierda y la puerta de metal detrás del doctor.  Dentro del cuarto solo se encontraban una mesa y dos sillas de metal ligeramente oxidadas por el tiempo; una en la que yo estaba sentado y otra frente a mi al otro lado de la mesa donde el doctor Fernando Esquivel se encontraba sentado observándome cautelosamente esperando a que acabara mi forzadamente prolongado trago de agua. Sobre la mesa, el doctor Fernando Esquivel sostenía un bolígrafo con su mano derecha pasándolo sobre sus dedos de uno a otro y con su brazo izquierdo cubría un cuaderno y un folder manila que hasta el momento no había abierto para escribir sus notas y me aventure a imaginar el tipo de cosas que escribiría sobre mi o acerca de mi situación. De tras de el, dos hombres uniformados no separan la vista de mi por un segundo, esperando alguna reacción abrupta de mi parte, tal vez alguna manera de agresión, o que corriera y tratara de huir, no lo se. Pero a donde iría? a donde me escaparía? Con quien iría?

Después de un largo silencio termine el vaso de agua y pase el brazo sobre mis labios secando las gotas deslizándose por mi barbilla y mecánicamente jalando el otro brazo por las esposas que llevaba y ataban mi muñeca izquierda con la derecha.  Me tome un segundo para observar el espejo enorme a mi lado izquierdo y me preguntaba si alguien nos veía del otro lado, pero solo conseguía ver mi reflejo o la imagen marginada por el tiempo de aquel que yo creía haber sido.  No me reconocí, así que detuve el tiempo y me observe por un segundo y vi los ojos de un hombre en sus veintes que podría pasar fácilmente por treinta.  Me vi cansado, confundido y con el rostro de alguien que escondía secretos sin entender por que, o de quien.  Traía barba de un mes sin afeitar, cabello cafe obscuro que me llegaba a los hombros en nudos y una palidez de un hombre como la de el que ha vivido su vida en una cueva por años sin haber visto nunca el candente brillo del sol.  Mis pómulos resaltaban mas que como yo los recordaba, me encontraba muy delgado y sentía una debilidad que me invadía todas las extremidades del cuerpo. De pronto, el doctor Fernando Esquivel rompió finalmente el silencio por un fuerte sonido emanado por su garganta aclarando su voz.
-Ismael, mira, es por eso que yo estoy aquí.  Tengo mucho interés en tu historia y creo que de alguna manera puedo ayudarte. Si me dejas, claro está. – El doctor tomó un corto suspiro, y finalmente dejó el bolígrafo en paz sobre el cuaderno y entrelazando los dedos de sus dos manos sobre la mesa se inclinó un poco hacia mi acercándose mas, tal vez para hacerme sentir en confianza.  Percibí su aliento a cigarrillos y café. 
- Tu padre se llamaba Ismael también, verdad? Te molesta que te llame así? O quieres que te llame de alguna otra manera?
- Todos me dicen Isma.  Llámeme así por favor.
- Ok, Isma. Sabes lo que es un psicoanálisis? 
- Si, creo que si. Pero para ahorrarle su tiempo yo le puedo asegurar que no estoy loco.  Bastante confundido tal vez. Pero loco no. No puedo estarlo. – contesté abruptamente. - volví a ver al gran espejo y me observe a mi mismo en el reflejo nuevamente comenzando a dudar si mi respuesta había sido la mas cueréente en ese momento. Entre labios me pregunté -Puedo estarlo?-.  Había empezado a dudar de mi mismo y de mi estado mental, pero no lo podia aceptar.
- No estoy diciendo que lo estes. -continuó el Doctor Fernando Esquivel -tampoco creo que lo estes. Esto no se trata de probar que tengas alguna deficiencia mental.  Pero dado tu caso y basándome en tu expediente,- dijo mientras con su indice izquierdo apuntaba el folder bajo su cuaderno -si creo que es posible que el motivo por el que estes aquí sea un producto de experiencias que han sido reprimidas por tu conciencia.  Como ves Isma, estas permanecen en el inconsciente, de alguna forma son enterradas y escondidas, pero no del todo ya que de alguna manera terminan afectando tus impulsos instintivos.- hizo una corta pausa, ladeo el rostro y me pregunto si le seguía.
Detuve mi vista en sus ojos cafe pálidos, colorados y cansados. Llevaba un bigote negro agrisado con canas bastante grueso y largo que escondía ligeramente su labio superior. Era de muy baja estatura, pero con facciones grandes, nariz grande y redonda y orejas grandes y lóbulo colgante. La poca cabellera que le quedaba era corta y canosa.  Nunca supe su exacta edad pero le veía tal vez en los principios de sus sesentas.  Después de analizarlo detenidamente supuse que no tenia caso darle mas vueltas al asunto.  El doctor Fernando Esquivel era un hombre de buenas intenciones y se notaba que realmente le interesaba ayudarme.  Si no era a mi como persona, tal vez era mi caso lo que le intrigaba.  De cualquier manera, cual fuera la razón detrás de sus intenciones de ayudarme, se le veía dispuesto a hacer lo que le fuera posible para llegar al fondo de todo y encontrar las respuestas que él y yo necesitábamos.      
- Mire doc, hay mucho que se ha perdido ya en mi memoria. Por alguna razón no puedo recordar mucho de mi niñez, solo imágenes y momentos muy cortos que hoy no se si realmente los vivi o hayan sido algo que imagine.  No se como explicarle, pero últimamente se me dificulta mucho el distinguir lo que fue un sueño , una realidad, o simplemente mi imaginación. -me detuve de golpe al terminar lo que había dicho.  Me preocupe al repasar lo que había dicho y me dije pregunte si esa no era la definición de estar loco.  Volví a voltear la mirada hacia el gran espejo y me pregunte si alguien detrás de ese espejo me estaba juzgando de alguna manera en ese momento. Si todo esto estaba siendo monitorizado para concluir que en realidad había perdido completamente noción de la realidad.
- Para eso estoy yo aquí Isma, para ayudarte a accesar esas memorias. -Interrumpió el Doctor Fernando Esquivel mi pensamiento, y continuó -En especial esas memorias que han sido importantes o de alguna manera clave en formar la persona que hoy eres, esos momentos, esos sucesos, y porque no?, también esos sueños de los que hablas en tu expediente constantemente. -hizo una pausa, sonrío y continuo- Esto se hace por fases. Durante la primera fase te hare una serie de preguntas que te ayudaran a accesar algunas memorias que no estén del todo suprimidas, claro siempre y cuando tu pongas tu mejor esfuerzo y te concentres para hacer esto posible.
- Vea doctor, no tengo a donde mas que ir y si esto me saca de la celda en la que siento que me estoy pudriendo minuto a minuto.  Así es que como ve, tiene de mi todo lo que necesite. 
- Perfecto. Como te de decía Isma; durante la segunda fase usaremos una técnica parecida a la hipnoterapia.  La única diferencia es que esta técnica te ayudara a estar completamente relajado y podrás accesar memorias mas lejanas mientras que estas completamente consciente.  Finalmente, la tercera fase será por medio de hipnoterapia. Me gusta hacerlo de esta manera pues para el final ya estas completamente acostumbrado a mi, a mi voz y la estructura con la que suelo hacer esto. Todo esto ayudara a que te sientas mas relajado y así se que podremos tener un mejor lazo de confianza, el cual es bastante necesario.  Alguna vez has sido hipnotizado Isma?
- No, nunca. Nunca creído que sea real para serle sincero.  Solo lo veía en shows para hacer a la espectadores reír haciendo a los hipnotizados actuar como animales siguiendo las instrucciones del hipnotizador. Siempre me ah parecido una charlatanería. – Le contesté sabiendo que mi incredulidad estaba respaldado no mas por ignorancia en el tema.
- No te preocupes, no te hare actuar como un chango o hacer sonidos de animales como habrás visto en estos shows de los que hablas para entretener a la gente. – contestó el doctor  Fernando Esquivel bromeando.- Esto es algo diferente, y es una técnica muy efectiva. Que te parece si hoy empezamos con la primera fase?

Sin decir una palabra lo vi a los ojos y moví mi cabeza con afirmación.  Pero en realidad, parte de mi estaba de alguna manera, aterrado. No sabia que estaba escondido dentro de mi y las respuestas que tanto anhelaba encontrar me preocupaban mas que nada en el mundo.  No sabía lo que encontraría el doctor. De cualquier manera sabía que había llegado el momento de enfrentarlo todo.  Todo aquello que de alguna manera sentía que me tenía atado a un terror que había vivido toda mi vida.
-Bien, empecemos con unas preguntas -dijo el doctor mientras finalmente abrió el cuaderno frente a él, sacó del bolsillo de su saco café de cuadros unas gafas para leer y se los acomodo mecánicamente sobre su gran nariz redonda.  Tomo de nuevo el bolígrafo, dio un suspiro, me vio detenidamente a los ojos después de una pausa y continúo -Ismael, sabes la razón por la que estas aquí?
Me quede paralizado, sentí un repentino e intenso dolor de cabeza y estomago. Sentía que alguien me había sacado el aire de un golpe en el estomago, pero no sabia porque. La garganta se me seco y busque mas agua en el fondo de mi vaso pero me la había acabado toda, mire a los dos hombres que aun seguían parados al lado de la puerta y finalmente note el uniforme que portaban. Eran guardias en una prision, me encontraba en la carcel, intente recordar, pensar, pero no podia ver mas allá de este atardecer. Lo ultimo que recordaba era estar sentado frente al Doctor Fernando Esquivel.  Baje la mirada y de nuevo analice las esposas que llevaba sobre mis brazos.  Me vi también la ropa, era una camiseta manchada de color cafe claro y unos pantalones de un material barato del mismo color. En los pies llevaba calcetines blancos y sobre ellos unos guaraches de cuero.
-Isma -interrumpió mi pensamiento el Doctor Fernando Esquivel, mientras que intensamente fijaba su mirada en la mía, pasó saliva, se mordió el labio inferior, y dijo -Han encontrado al cuerpo de tu madre, el de tu hermanito y tu hermanita. Fueron, asesinados Ismael, con lo que parece ser algún tipo de arma de filo.  Y a ti te encontraron en el mismo lugar cubierto de sangre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amnesia

Sigo observando las horas pasar. No recuerdo el comienzo y mucho menos se que hago aquí. Solo se que espero, pero igual… tal vez eh estado en este mismo lugar esperando por horas o tal vez días.   La gente pasa frente a mi caminando, trotando, deslizándose sin cuidado, y así, sin darse cuenta de mi existencia.   Unos caminan solos, otros en pareja, varios caminaban sonrientes en familia, note también a unos que pasaban en grupos.   Unos de ellos iban uniformados, trajes ejecutivos, servicio público, limpieza, etc. Así iban todos. Todos tan diferentes, y al mismo tiempo todos tan similares.   Intento recordar rostros, pero los eh olvidado ya. Sigo esperando cuando de pronto recuerdo una llamada y así recuerdo también tu voz y un recado de verte en la misma banca de anoche a las dos de la tarde frente al parque Villa Fontana.   Recuerdo que he olvidado ya mi niñez y con esto, todos esos posibles gratos y bellos recuerdos en este parque. Pero nunca he olvidado que en mi un día existier

Fundamentalismo Existencial

Somos protagonistas de nuestra propia ignorancia y absurdamente antagonistas de la misma cuando es tiempo de cuestionar nuestro fundametalismo existencial... Me vio caer una vez mas en la duda y yo le regrese la mirada con ojos llenos de perplejidad. Creí que tal vez no había logrado escuchar mi pregunta así que le pregunte nuevamente después de un largo lapso de silencio - porque existimos? - El mensaje detrás de su respuesta, la cual ya he olvidado con el tiempo, pudo haber sido cualquiera pues no era una respuesta realmente lo que buscaba sino la forma en que respondería. La respuesta fue deliberadamente concisa sin pensar por un segundo ni dudar en el fundamento detrás de semejante falacia. El engaño en si, pensé, no era en mi contra sino en la suya. Fue entonces cuando comprendi, a mis diez años de edad, que llegaría un punto en mi vida donde el significado de la respuesta no era realmente lo que importaría, si no la certeza con la cual nosotros contestaríamos esa misma pr

Un Adios mas

Anoche, después de nuestra llamada, quede en un estado de interminable melancolía.   Al escuchar tu adiós seguido abruptamente por un silencio frio, sin vida, sentí entonces que una parte de mi se había desprendido de mi ser.   No fue esto de una manera física, mas bien dentro de lo metafísico como muchos suelen decir.   Eso que nunca es realmente tuyo, y un día te das cuenta de que realmente nunca lo será, pero como has pasado tanto tiempo deseando que sea tuyo y parte de ti, lo has contado ya como parte de tu ser.   Así es como te perdí a ti.   Me aventure a creer que tal vez es así como aquel religioso enfadado con su Dios pierde su fe, y al perder su fe pierde toda esperanza de alguna vez pertenecer en el paraíso eterno.   Así te perdí yo.   Retenerte fue imposible, ya que nunca te tuve.   Vivimos por mucho tiempo en un deseo de vernos un día realmente juntos, físicamente en todo el sentido de la palabra.   Nos entretuvimos, al igual, sin decirnos nada, anhelando el momento en el