Anoche, después
de nuestra llamada, quede en un estado de interminable melancolía. Al escuchar tu adiós seguido abruptamente por
un silencio frio, sin vida, sentí entonces que una parte de mi se había desprendido
de mi ser. No fue esto de una manera física,
mas bien dentro de lo metafísico como muchos suelen decir. Eso que nunca es realmente tuyo, y un día te
das cuenta de que realmente nunca lo será, pero como has pasado tanto tiempo deseando
que sea tuyo y parte de ti, lo has contado ya como parte de tu ser. Así es como te perdí a ti. Me aventure a creer que tal vez es así como aquel
religioso enfadado con su Dios pierde su fe, y al perder su fe pierde toda
esperanza de alguna vez pertenecer en el paraíso eterno. Así te perdí yo. Retenerte fue imposible, ya que nunca te tuve. Vivimos por mucho tiempo en un deseo de vernos
un día realmente juntos, físicamente en todo el sentido de la palabra. Nos entretuvimos, al igual, sin decirnos
nada, anhelando el momento en el que nos pudiéramos tener uno al otro. Pero ha pasado ya mucho tiempo, y este nos ha
cambiado. ¿Es posible que nos hayamos
enamorado de una idea, de una farsa? Nos conocimos realmente por tan poco
tiempo, pero así, sin más nos convencimos de que éramos tal para cual y sin
nunca contarnos nada te marchaste y me quede yo. Yo, el que nunca se movió, el que se quedó, permaneció
así en una cámara de tiempo estancado en lo que fue, permaneció eternamente en
el momento en el que te vio a los ojos por primera vez y susurro te amo, sin
que nadie lo escuchara y sin que nadie lo juzgara. Así me enamore de ti. Recordé ese día como si hubiera sido hoy
mismo. Te reconocí, sin nunca haberte
visto, como si alguien me hubiera mostrado tu foto y la hubiera grabado en mi
mente diciendo mil veces: ella, ella es a la que siempre has esperado, a la que
siempre soñaste. Así te reconocí, y así
me enamoré yo, con tu banda sobre tu cabello, tus ojos tibios y verdes, tus
labios delgados, tu rostro afilado, y tu mirada perfecta. Así te reconocí, así
supe que siempre habías sido tú. Hoy finalmente
me dices que el tiempo y la distancia han hecho día con día esto más y más
doloroso para ti y por esto ya has tenido suficiente y no puedes seguir
viviendo en el deseo de un futuro que tal vez nunca pueda llegar. Te convenciste
de que el seguir esperando es una tortura, una condena a muerte que has
decidido romper hoy, así diciéndome adiós. Y yo, yo me he quedado en un estado
de interminable melancolía. Me he quedado mudo, me he quedado sin ti, sin nunca
haberte tenido. Así me enamore de ti, y así te perdí hoy pues he vivido hasta
hoy en una cámara de tiempo, reviviendo el día que te conocí interminablemente
en el mismo día que te perdí.
Sigo observando las horas pasar. No recuerdo el comienzo y mucho menos se que hago aquí. Solo se que espero, pero igual… tal vez eh estado en este mismo lugar esperando por horas o tal vez días. La gente pasa frente a mi caminando, trotando, deslizándose sin cuidado, y así, sin darse cuenta de mi existencia. Unos caminan solos, otros en pareja, varios caminaban sonrientes en familia, note también a unos que pasaban en grupos. Unos de ellos iban uniformados, trajes ejecutivos, servicio público, limpieza, etc. Así iban todos. Todos tan diferentes, y al mismo tiempo todos tan similares. Intento recordar rostros, pero los eh olvidado ya. Sigo esperando cuando de pronto recuerdo una llamada y así recuerdo también tu voz y un recado de verte en la misma banca de anoche a las dos de la tarde frente al parque Villa Fontana. Recuerdo que he olvidado ya mi niñez y con esto, todos esos posibles gratos y bellos recuerdos en este parque. Pero nunca he olvidado que en mi un día existier
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